lunes, 6 de octubre de 2008

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2 de Agosto de 2008
Destino de dos cosas o de tres

Por Cecilia de la Cruz

Moreno-Once, Once-Moreno: recorrido constante e ininterrumpido donde el tren de la ex línea Sarmiento se detiene para sumar gente a su itinerario.Entre el subir y bajar de cada pasajero, dos seres son arrojados de ese recorrido rutinario para que al menos aquellos fragmentos de historia puedan ser ensamblados.El y Ella, tan sólo identificados por sus números de documentos y sus actividades, viajante y programador de software, esperan volver a subirse al próximo tren con el fin de continuar su viaje. Pero el destino anuncia la contingencia...De este modo, la espera les reserva un encuentro de preguntas y respuestas que conducen al silencio del sin-sentido.Así, viajante y programador de software, entre el miedo a lo inesperado y la necesidad de cumplir con los mandatos familiares, no reparan en que esa espera es la posibilidad de explorar nuevos territorios.El y Ella se transforman progresivamente haciendo de la estación de tren el lugar del encuentro amoroso marcado por la dulzura y el humor que saben imprimirle los actores a sus personajes. A la altura de la dramaturgia de Rafael Spregelburd los gestos, juegos de lenguaje, situaciones absurdas, diálogos inconclusos y relatos inacabados rigen este encuentro en el marco de la soledad de la estación de Ciudadela.Y cuando el espectador comienza a sentirse parte de la lógica que ponen en juego los personajes, se le suma un tercero inesperado pero necesario. Entre el ir y venir de los trenes, los interrogantes dominan nuevamente la escena exigiendo respuestas que algunos se atreven a dar.Destino de dos cosas o de tres es un planteo sencillo desde la puesta en escena y a la vez complejo desde el punto de vista temático. Una obra que pone el acento en el juego entre los actores y el texto dramático para hacer de una pequeña historia de amor un sutil hallazgo con recorridos inesperados.

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