lunes, 17 de noviembre de 2008

Crítica Diario La Nación


Una mirada mordaz sobre el ser humano
Es la primera obra que hizo Spregelburd

Destino de dos cosas o de tres, de Rafael Spregelburd. Intérpretes: Yazmín Schmidt, Alejandro Rozenholc y Mariano Karamanian. Diseño y realización de escenografía: Fernando Leiva. Diseño de iluminación: Pehuén Stordeur. Operación de luces: Fernanda Balcells, Nicolás Miranda. Diseño y realización de vestuario: Verónica Corizzo. Música original: Andrés Burecovics. Asistencia de dirección: Verónica Corizzo. Asistente de escena: Hernán Rozenholc. Dirección: Marcelo Velázquez. En Del Borde Espacio Teatral (Chile 630). Viernes, a las 21.30. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: buena
Destino de dos cosas o de tres es el primer texto estrenado de Rafael Spregelburd en el Teatro San Martín y con la dirección de Roberto Villanueva. Se trataba de un material muy ligado al absurdo que se imponía por ciertos juegos verbales: el de dos habituales pasajeros en tren que, mientras esperan que él llegue develan algo de sus conductas, con marcado extrañamiento.
La pieza ha tenido múltiples versiones en el interior del país y también en el exterior y continúa resultando atractiva su selección a la hora de ponerla en escena. El tiempo no lo ha desvirtuado; por el contrario, algo de esa pareja de protagonistas -El y Ella- se ha fortalecido en esta sociedad contemporánea, como la soledad, la decepción frente al futuro, la pérdida de la identidad en el marco de un mundo sumamente convulsionado, en el que no son muchas las referencias que nos dan verdaderas certezas de una existencia coherente.
El espectáculo que dirige Marcelo Velázquez muestra una intensa relación entre la pareja de protagonistas -Yazmín Schmidt y Alejandro Rozenholc-, lo que posibilita al espectador ingresar de inmediato en ese mundo que van construyendo, por momentos muy próximo a los sueños. La puesta que, de a ratos, sorprende por los parlamentos del texto o el movimiento escénico, continuamente obliga a enfrentarse con una triste realidad, por la pobreza que esos personajes expresan. Aun así algo de amor pareciera atravesarlos y, de esa forma, no están tan desprotegidos.
Con una imagen muy cuidada y una iluminación muy rica, Destino de dos cosas o de tres sigue imponiendo una fuerte reflexión sobre el ser contemporáneo.
Carlos Pacheco